Un lapsus
Después de la Escuela de Teatro pasaron varios años sin que el clown tuviera ninguna importancia en mi carrera como artista. Me dedique a la docencia, Entregué años maravillosos a esta loable labor. Descubrí una dimensión de servicio que me apasiona pero quería ser actor, vivir el escenario. Y me lance al intrépido mundo de buscar figurar en el “rutilante” firmamento de la escena colombiana. Allí apareció Dios. Y fui llevado al sencillo y anónimo mundo del verdadero Cielo. Vinieron años de resolver grandes preguntas del alma y cuando el cuestionario amenazaba con terminarse apareció el clown.
