Mi primera vez

Un día, no recuerdo si era feliz o no. Tal vez si o tal vez no. Lo que si recuerdo bien es que se cruzó en mi vida la experiencia de mirar desde una nariz roja. Estoy hablando del año 1997. Tener la nariz puesta fue como si ese ser que yo era, pudiera ser… verdaderamente ser; y aquellos aspectos de tu personalidad que te hacen vulnerable pasaran “automáticamente” a ser aceptados y supra valorados. ¿Es un personaje? – Me preguntaba - ¿Qué es esto tan mágico que sucede al no “hacer nada”? Cualquiera de mis expresiones y movimientos tomaban una característica especial, fluían en el diálogo con el público. Un público conformado por mis propios compañeros de Escuela de Teatro… imaginaran lo implacable que puede llegar a ser un artista en formación… sin embargo este no es el momento en que comienza mi historia en el mundo del clown. Años atrás, en los años de colegio, uno de los personajes que desempeñé con mayor éxito fue un payaso. Aquí tampoco comienza mi historia en este fascinante mundo. Solo quiero detallar la feliz manera en que la vida muestra, sin que uno vea o quiera aceptar, el bello designio del camino de tu felicidad.